Segunda parte de la reseña:
5. Y seguimos con el cuarto turno del encuentro.
Por la derecha romana los psilois del extremo siguen
desplazándose hacia el centro. La infantería ligera cartaginesa de ese lado
pretende interceptarlos antes de que lo consigan (son 4 elementos contra 2 de
ese mismo tipo, y por tanto tienen en principio cierta ventaja).
Por la izquierda romana la caballería de ese ala apenas
puede bajar la colina, mientras que la caballería ligera íbera sigue intentando
rodear por el extremo, sin duda con la intención de atacar el campamento.
6. Quinto turno. Poco movimiento para el bando aliado, que
apenas puede progresar la caballería ligera de la izquierda romana y recolocar
su flanco izquierdo cartaginés en tres líneas para atacar de flanco a las
legiones en terreno abierto, fuera del bosque. Una primera y una segunda línea
de psilois, y una tercera con su General y una caballería ligera. Se avecinan
los primeros combates en ese flanco.
Los romanos, por su parte, encaran la nueva amenaza como
pueden y sitúan el segundo elemento de psilois de su derecha en la linde del
bosque esperando a la infantería ligera cartaginesa, sin entrar en él.
Una base de legionarios llega en condiciones de apoyar y se
sitúa en su lado izquierdo, en línea, en terreno abierto.
El centro romano se agrupa en el camino formando una doble
columna de ataque y, por la izquierda, la caballería pesada gala, aliada de los
romanos en esta batalla, se desvía para interceptar a la caballería ligera
íbera que, fuera de la imagen, continúa su desplazamiento hacia el campamento
romano.
7. Sexto turno. Los íberos mantienen sus posiciones,
esperando, toda su infantería en una línea recta principal, la mitad en el
bosque (psilois) y la otra mitad en terreno abierto (auxiliares). El resto de
sus auxiliares refusa su flanco izquierdo enfocando el centro romano.
En el otro extremo, los cartagineses no logran romper la
pequeña línea romana que aguanta con dos elementos el ataque de cuatro bases de
psilois desde el bosque de la derecha y sus cercanías.
El centro romano sigue avanzando y la caballería gala de la
izquierda pretende pasar por detrás de los legionarios de ese lado para
perseguir a la caballería ligera íbera situada fuera de la imagen.
8. Octavo turno. Primera baja de la partida. El segundo
elemento de psilois del bosque de la derecha romana ha sido eliminado mediante
una indigestión de unidades cartaginesas que lo han rodeado de la manera más
vil y traicionera posible.
Sólo queda el elemento de legionarios que estaba a su lado
que aguanta la posición. Afortunadamente dos unidades de legionarios llegan a
tiempo de apoyarlos por su izquierda y enfrentar a la caballería ligera
cartaginesa que amenaza con flanquearlos por ese lado.
Por la derecha están más que superados, así que tendrán que
batirse muy bravamente sólo para intentar que ese flanco no caiga demasiado
pronto. El General romano de ese ala se encuentra muy oportunamente lo
suficientemente cerca como para apoyar también, pero ya se sabe que si un
General debe involucrarse en el combate la cosa comienza a ir mal, o muy mal,
para ese bando.
En los extremos, las caballerías mercenarias galas se ganan
el sueldo persiguiendo a las caballerías ligeras enemigas para evitar que
superen la línea y puedan realizar las malignas intenciones que sin duda les
alientan.
8.1 Imagen del flanco izquierdo romano hacia la mitad de la
partida, mostrando la persecución de caballerías en el extremo, las dos
progresiones de legionarios en columna hacia la línea íbera a la altura del
bosque, el General romano de ese ala en la colina, dirigiendo la maniobra, y un
centro de psilois a la derecha de la imagen atento al elefante cartaginés que,
si comienza a moverse, podría hacer mucho, mucho daño por el centro
(inexplicablemente David no empleó ese elefante en todo el combate, así que
evitó el derramamiento de mucha sangre romana y el consumo de muchos puntos
de hubieran sido necesarios para frenarlo y/o eliminarlo).
8.2 Imagen del flanco derecho romano antes de la media
parte. Vemos en la izquierda el centro romano con la agrupación de infanterías
ligeras atentas al elefante cartaginés, y en el camino y a su lado, la
concentración de lanceros y legionarios romanos que forman el centro, dispuestos
a embestir en superioridad (siete elementos contra tres) a los lanceros cartagineses,
su fuerza más poderosa.
Por la derecha, entre ese centro y el bosque, tres unidades
de legionarios y el General del ala derecha intentan evitar que cuatro unidades
de infantería ligera apoyada por una de caballería ligera les superen por el flanco.
Las caballerías de ese lado, igual que en el otro extremo,
se controlan mutuamente.
Y llegamos al final de la segunda parte de la reseña y a su
mitad. Damos paso a la publicidad. No se vayan muy lejos, amigos.
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