lunes, 13 de octubre de 2014

Doble DBA. Una de romanos... (3 de 4)


Enlace a la primera parte de la reseña.

Enlace a la segunda parte de la reseña.

Tercera parte de la reseña:


9. Situación al inicio de la segunda mitad de la partida. Desde el bando romano se aprecian dos grandes agrupaciones de legionarios que por la izquierda pretenden embestir la línea íbera de infantería de peor calidad, y una tercera agrupación central de lanceros y legionarios que quiere hacer lo mismo con los lanceros cartagineses del centro, en el camino, al lado del elefante.

El problema es que ese elefante es letal contra la infantería pesada y por eso en el centro romano hay tres infanterías ligeras (psilois) dispuestas a ocuparse de él.

En los extremos se pueden ver perfectamente a las respectivas caballerías ocupándose mutuamente, y el único punto caliente se encuentra en la derecha romana donde tres bases de legionarios y el General de ese ala deben evitar el ataque de flanco de la infantería ligera cartaginesa apoyada por una caballería ligera, sus auxiliares galos mercenarios y el General cartaginés. Si este flanqueo tiene éxito el ejército romano puede encontrarse en serias dificultades más adelante.



10. Noveno turno. Las caballerías ligeras íbera y cartaginesa reculan. El peligro de los extremos queda neutralizado para los romanos. Las caballerías galas mercenarias podrán renegociar su contrato en una posición de fuerza para la próxima temporada.

En el bosque de la izquierda, la infantería ligera íbera del bosque se decide a salir y enfrentarse con los legionarios romanos que pasan frente a ellos. Al menos empleando la Zona de Control conseguirán que no puedan proseguir su desplazamiento. El mando íbero no tiene puntos para más acciones.

El ejército cartaginés, por su parte, se reorganiza. No consigue penetrar la línea de legionarios que parte del bosque de la derecha, así que comienza a plantearse que, dado que los romanos nunca entrarán en el bosque, y será muy difícil eliminarlos con infantería ligera fuera de él, pueden establecer una línea entre la colina y el bosque para, por el momento contenerlos, y quizás, más adelante,… ¡quién sabe!.

Los romanos, por su parte, siguen avanzando e intentan abrirse en todo el frente lo que les es posible, mientras que por su derecha han conseguido mantener las posiciones y evitar la ruptura de ese flanco. Un logro ciertamente importante y que, junto con la neutralización de las caballerías ligeras de ambos extremos permite comenzar a pensar en un feliz resultado para sus armas. Aquí deben evitar el típico exceso de confianza de una situación favorable que tantos resultados desastrosos provoca en las partidas de figuritas.

Hay que aclarar aquí que estamos hablando de un ejército romano bastante más poderoso que el íbero, y ligeramente superior al cartaginés, al menos sobre el papel, lo que sitúa la mayor dificultad en el bando aliado a la hora de ganar una partida. Si además tenemos en cuenta que tuvieron muy malos dados para moverse (no para combatir) durante todo el encuentro, a nadie le sorprenderá el resultado final.


11. Turno décimo. Muy pocos puntos para todos los mandos. Muy pocas acciones. Los romanos mueven un poco su extremo izquierdo, enfrentando a los psilois íberos recién salidos del bosque y haciendo retroceder a una de sus bases.

Por la derecha, un combate entre legionarios y auxiliares galos del mando cartaginés termina con la eliminación de estos últimos. Primera baja aliada. El resultado en ese momento es de una unidad eliminada en cada bando, una infantería ligera romana y unos auxiliares galos para los aliados. Uno a uno, con ligera ventaja romana por diferencia en la calidad de las tropas retiradas de la partida.


12. Onceavo turno. Otro resultado de pocos puntos para todos los mandos. Los romanos apenas pueden enfrentar a su General del ala derecha con una infantería ligera que les ataca desde el bosque, en situación desventajosa para él, y por la izquierda los legionarios del extremo comienzan a tener serias dificultades ante la acumulación de tropas íberas frente al bosque. Se abre un segundo frente que atender, y no está claro quién tiene ventaja en este caso (tres bases de legionarios contra cuatro de psilois y una de auxiliares, por el momento).
La caballería ligera íbera de ese flanco se las pira hacia el borde del tablero (?).


13. Doceavo turno. Excepto el mando cartaginés (que hay que reconocer que tiene la negra), todos los mandos tienen puntos para regalar, y los aprovechan.

Comenzando por la izquierda, la caballería mercenaria gala de los romanos persigue a la ligera íbera que inexplicablemente no ha querido agruparse con su infantería ligera frente al bosque para ofrecer una resistencia más agrupada.

Los legionarios de ese extremo mantienen la presión aprovechando su mayor calidad frente a las tropas que se les enfrentan, a pesar de estar en inferioridad numérica. Aún así pierden una base de legionarios que ha sido cargada y flanqueada por dos unidades íberas.

El resto del ejército íbero se reorganiza en su centro mientras que su extremo izquierdo, en el centro de la línea aliada, comienza una carga de dos elementos de auxiliares contra los psilois romanos al lado del camino. Buena idea, si tenemos en cuenta que, aún siendo dos contra tres, son tropas con ventaja en el combate cuerpo a cuerpo en este caso (además estoy seguro que se estaban aburriendo enormemente sin moverse desde el principio de la partida).

Los romanos, confiando en el mayor poder de choque de sus infanterías, continúan avanzando en su mitad izquierda para contactar con la parte del ejército íbero que queda por combatir, y sitúan en línea a los tres elementos de psilois del centro para enfrentar la carga de los auxiliares íberos.

En la banda derecha se producen tres enfrentamientos con victoria para los dados romanos. Los legionarios de ese flanco consiguen eliminar a una caballería ligera cartaginesa y hacer retroceder a una infantería ligera en su frente.

Por su parte, el General romano de ese ala ha eliminado otro elemento de psilois que le combatía desde el bosque.

En este momento el resultado es de dos elementos romanos perdidos (una base de infantería ligera y otra de pesada) frente a unas perdidas totales de los aliados de tres bases, una infantería ligera, otra media (auxiliares) y una caballería ligera fuera de combate.

Terminamos aquí con la tercera parte de la reseña, y ya sólo queda una, como siempre, después de la publicidad.

Enlace a la cuarta y última parte de la reseña.



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